Desde finales de 2024, Costa Rica enfrenta una disminución en la llegada de turistas, justo en plena temporada alta. La tendencia a la baja ha encendido las alertas del sector turismo, un pilar para la economía nacional: representa cerca del 8% del Producto Interno Bruto (PIB) y sostiene, directa o indirectamente, una cuarta parte de los empleos en el país.
Aunque en 2024 ingresaron 2.919.483 turistas por todas las vías —un 6,1% más que en 2023—, setiembre marcó el inicio de una racha de caídas consecutivas que se extendieron hasta marzo. La única excepción desde entonces ha sido abril, con un crecimiento interanual del 4%; sin embargo, coincidió con Semana Santa, cuando históricamente la visitación repunta.
Según el dato más reciente del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), en mayo la llegada de turistas volvió a caer, esta vez un 5% en comparación con el mismo mes del año anterior.
Shirley Calvo, directora ejecutiva de la Cámara Costarricense de Turismo (Canatur), advierte que es la primera vez que, desde la Cámara, se identifican factores internos como posibles causas de la caída. Si la situación no mejora, advierte, las consecuencias hacia finales de año podrían ser significativas. ¿Estamos perdiendo la gallina de los huevos de oro?
— ¿A qué factores se atribuye esta tendencia en la llegada de turistas?
— Es importante contextualizar que la actividad turística se ha mantenido siempre creciendo. Desde hace 40 años se empezó a desarrollar el producto turístico costarricense y se empezó a posicionar a nivel internacional.
“Esta es la primera ocasión en la que nosotros desde Canatur analizamos que el decrecimiento de la visitación hacia nuestro país tiene que ver con factores internos y básicamente nosotros lo atribuimos a un tema de pérdida de competitividad, producto del encarecimiento de los costos“.

— Sobre esa pérdida de competitividad se ha conversado de que hay un asunto de inseguridad; de encarecimiento, que se explicaría por el tipo de cambio. ¿Puede ahondar más en esos factores?
— Seguridad es un tema muy particular que ciertamente ha generado mucha controversia, porque creo que no hay un solo costarricense que no señale inseguridad como la principal preocupación en nuestro país. Aunque parezca increíble, de momento, esos temas no han trascendido al punto que se convierta en un motivo de decisión de viaje.
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“Hay un índice que mide el ICT, que es el Índice de Percepción de Seguridad del Turista. Son entrevistas que se les practican a los turistas cuando ya están en el aeropuerto a punto de salir a su país y se ha mantenido, incluso se ha recuperado —aunque parezca paradójico—porque el año anterior y el tras anterior había tenido alguna disminución.
“Lo que no sabemos es qué pasa con los que no vinieron o los que dejaron de venir por seguridad. Otro de los factores que en algún momento se han planteado es que hay una contracción internacional producto de las políticas arancelarias de la administración Trump. Eso, a mediano plazo, podría tener algún efecto, pero de momento estamos viendo que se mantiene la visitación de estos mercados de Norteamérica, nada más que no están viajando a Costa Rica. Estamos viendo un aumento en la visitación a destinos como Japón, Tailandia, países de Escandinavia y algunos otros que podría ser que estén captando esos turistas que están dejando de venir.
“¿A qué lo atribuimos? A un tema del costo. En los últimos años en el sector turístico hemos tenido que incrementar los precios en un 13% por la incorporación del IVA en servicios turísticos.
“Antes de 2018 los servicios turísticos no pagaban IVA. Creo que para el 2022, si no me equivoco, ya se hizo la incorporación plena. Entonces, mientras países competidores como Colombia tomaban decisiones de reducir el IVA, aquí al contrario lo íbamos encareciendo.
“Además de eso, producir en Costa Rica es caro y no lo decimos solo en servicios turísticos. Producir en Costa Rica es caro y eso hace que tengamos que lidiar con uno de los salarios mínimos más altos de Latinoamérica, y eso lo vemos bien y somos respetuosos como empresarios. Tenemos la segunda electricidad más alta de Latinoamérica y la tercera gasolina más alta de Latinoamérica. Esos son tres elementos básicos en la estructura de costos de los servicios turísticos.
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“Por último, está el tema del tipo de cambio que nosotros desde Canatur hemos sido insistentes en señalar. Hay espacio para una política cambiaria y una política monetaria más equilibrada. Ahí pareciera ser que tanto el gobierno como el Banco Central han tomado decisiones en contrario, o al menos no escuchando nuestras valoraciones“.
— Sobre el impacto del tipo de cambio, ¿existe un dato preciso de cuántos negocios han tenido que cerrar o cuántas personas han perdido empleo?
— No tenemos referencia específica de cuántas empresas o cuántos empleos dentro de estas empresas se han tenido que reducir. Es probable que en los próximos meses, antes de setiembre u octubre, tengamos ya referencias.
— En este momento, ¿cuán competitiva es Costa Rica en comparación con otros destinos de la misma región en términos de tarifa, de conectividad, promoción internacional?
—Costa Rica es un oasis en medio de una región que todavía no tiene las mismas condiciones de desarrollo del modelo y producto turístico. Buscamos tener mucho cuidado a la hora de compararnos, con quién nos comparamos. En la región tenemos países competidores como el caso de Colombia, como el caso de México, como el caso de República Dominicana, aunque con un producto turístico diferente.
“Pero lo cierto es que nuestro país está a niveles de competir con países europeos (...). Pero sí estamos viendo de que no estamos en el barrio solos y eso es una cosa que nos la tomamos con mucha seriedad porque hay que reconocer que los países de la región están haciendo un esfuerzo.
“Creemos que, de momento, Costa Rica se mantiene en el top y eso no es solo porque nosotros queremos creerlo, sino porque queda evidenciado por la confianza que mantienen las aerolíneas en nuestro país. Eso es una señal inequívoca de la madurez del país como producto turístico”.
— ¿Tienen todavía interés de llegar?
— Sí, sin duda. E incluso de abrir nuevas rutas. Sabemos que el ICT está buscando negociar con Italia para tener un vuelo directo. Se acaba de abrir el vuelo directo a Sao Paulo, ese es otro mercado gigante que tenemos en las Américas.
“Costa Rica, nos parece a nosotros, está empezando a padecer de algo que es muy peligroso para el futuro cercano: que el turismo deje de ser una prioridad para el país y para las políticas públicas del gobierno central y de los gobiernos locales. Eso sí que le haría un daño muy grande interno al sector turístico".

— Me decía que estamos compitiendo con Tailandia o Japón. Me parece que las condiciones que ofrece Japón son radicalmente distintas a las que podría ofrecer Costa Rica en términos de transporte, de conectividad. Dentro de la propia región tenemos cifras de que, por ejemplo, el turismo en El Salvador alcanzó 3,2 millones de turistas el año pasado, Guatemala 2,3 millones, Panamá 2,1. De cierta forma las cifras estarían reflejando que Costa Rica se podría estar quedando atrás. ¿Podemos compararnos con nuestros vecinos?
— El producto turístico, el desarrollo de las empresas y de los servicios no es el mismo. Si hay muchos turistas que no vienen a Costa Rica, pero están yendo a El Salvador, a Guatemala y a Belice, podrían hacer un multidestino en la región, algo de lo que Costa Rica también podría tener provecho.
“Yo lo que diría a nivel de la región es: uno, reconocer que lo están haciendo bien. Segundo, sobre el tema también de las cifras turísticas. Al menos yo no tengo certeza de cuál es la métrica que utilizan en estos países para medir la persona visitante. Podrían estar registrando como turistas a tripulaciones, que son personas extranjeras que ingresan, pero que no necesariamente vienen a hacer turismo, que estén registrando personas con doble nacionalidad y que ingresan con un pasaporte extranjero, aunque sean nacionales.
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“Debemos de concentrarnos en cuidar lo que nos ha hecho diferentes y lo que nos ha hecho valiosos a nivel internacional: la cultura de paz, eso pasa por un tema de seguridad; la accesibilidad, por un tema de servicios; la conectividad, por mantener una relación sana y fuerte con las aerolíneas”.
— ¿Qué otras vulnerabilidades afronta el turismo de Costa Rica en este momento? ¿Considera que las empresas ticas tienen la capacidad de afrontarlas?
— Las empresas costarricenses hemos tenido la capacidad, desde hace 40 años, de ser resilientes a cambios de gobiernos, a estos choques internacionales, a la pandemia. Vean que el 85-90% de las empresas turísticas en Costa Rica son pequeñas y medianas.
“Sin embargo, hemos estado advirtiendo de que a nivel de acompañamiento de autoridades públicas es donde vemos un debilitamiento de esa priorización de la actividad turística. Ahí se ha quedado un poco y creemos que se ha profundizado en los últimos años.
“El patrimonio natural del Estado es uno de nuestros principales productos turísticos, los parques nacionales, las áreas protegidas y recientemente ustedes (La Nación) revelaban datos muy preocupantes de la disminución en la visitación en las áreas protegidas, que a su vez provoca menores ingresos en la recaudación. Bueno, eso no puede ser.
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“Otra de las grandes vulnerabilidades es la infraestructura, la calidad de la infraestructura: puertos, aeropuertos y carreteras. Con los puertos, nos hemos quedado fuera de los itinerarios de grandes navieras para traer sus cruceros a Costa Rica precisamente porque los puertos no generan condiciones.
“En los aeropuertos, ya lo conversábamos, hay vulnerabilidades en la cantidad de personal disponible. Otra es la infraestructura vial: eso nos afecta a todos los costarricenses, turistas nacionales y extranjeros, pero particularmente condiciona la experiencia de los turistas.
“Sin duda la seguridad, que no tardará en pasarnos facturas si no se toman las decisiones correctas“.

— En mayo el SINAC advirtió sobre un posible cierre técnico en 2026 por falta de recursos. Más allá de la preocupación que esto genera, ¿qué impacto podría tener en términos de competitividad del país como destino turístico?
— Se vería directamente impactada (...). Como otras instituciones públicas, hay que entrar a revisar cuál es la calidad del gasto, hacia dónde se están yendo. Lo cierto es que aunque haya bajado la visitación de turistas y que eso tenga un impacto directo en los ingresos, no debería de ser lo suficiente como para decir que debe de haber un cierre técnico.
“Algo está sucediendo, que no está llegando la cantidad de recursos que generan por visitación los parques nacionales y no hay tampoco una priorización a nivel del Poder Ejecutivo. Nos preocupa que no vemos un sentido de urgencia a nivel del Ministerio de Ambiente de tomarse en serio estos señalamientos, que no son de ahora.
“Aunque las áreas protegidas estén generando muy buen ingreso, siempre hemos visto cómo hay parques nacionales que no se les invierte los que se debería. El sector privado muchas veces termina asumiendo gastos”.
—¿De cuáles parques nacionales habla?
— De Manuel Antonio. El sector privado y la Cámara de Turismo de la zona ha tenido que asumir, en muchas oportunidades, por ejemplo, la limpieza de los tanques sépticos para que los baños estén en condiciones de recibir turistas, a esos niveles hemos llegado. Además de que es el parque nacional más visitado que tenemos en el país, genera mucha necesidad de ingresos y siendo el que más genera, probablemente es de los que menos recibe el retorno de la inversión.
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— ¿Cuáles considera que son las principales necesidades en términos de formación profesional? ¿Nos hacen falta profesionales para incrementar la competitividad del país?
— La pandemia nos provocó una fuga de personal capacitado impresionante. Y claro, ¿cómo no? En pandemia, con temporada cero, nuestros profesionales tenían que buscar qué hacer y probablemente se colocaron en otras actividades económicas. La vuelta no ha sido tan fácil.
“Estamos con un déficit de talento humano muy grande. No hay personas nacionales capacitadas para poder asumir los trabajos y finalmente termina empleándose cualquier persona, de cualquier nacionalidad, por cualquier salario. Eso no está bien.
“No hubo una contención para buscar que las personas volvieran al sector turístico en mejores condiciones y las personas que están trabajando probablemente van a requerir de una capacitación que creemos que debería flexibilizarse. Claramente hay un vacío, hay una necesidad, pero también hay una traba, por decirlo de alguna manera, en que el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) pueda atender de manera más pronta estas necesidades”.
— El ministro de turismo, William Rodríguez, manifestaba a La Nación en abril que la disminución en la cantidad de personas que llegan al país se justifica por la reducción de disponibilidad de asientos aéreos. ¿Qué tan determinante considera usted que es ese factor?
— Hemos diferido con esa manifestación del ministro porque no lo vemos como una causa, sino como una consecuencia. Y consideramos que si el país dejó de ser competitivo y hay otro país que ofrece mejores condiciones, claramente las aerolíneas estarán moviendo la disponibilidad de esos asientos a donde les sea más rentable.
“Si hay turistas donde, por un producto turístico similar, están viendo que tienen mejores condiciones de precio y empiezan a generar demanda a esos otros mercados, claramente, se hace un match perfecto en donde hay gente que quiere viajar a un país y está generando mejores condiciones para las aerolíneas”.
— Recientemente en La Nación se publicaba una columna de un piloto comercial, Franco Mainieri. Él cuestionaba lo que creo refleja el pensamiento de muchísimos ticos y es: cafés a $6, cócteles a $20. Precios sumamente altos. También señalaba la deficiencia en la infraestructura y la inseguridad. ¿Cree usted que el sector turístico debería replantearse la estructura de precios frente a lo que realmente está ofreciendo al visitante?
— Entonces, más bien, antes de entrar a ver si el producto que estamos ofreciendo o el servicio que estamos brindando existe espacio para reducirle el precio, lo que hay que ver es la estructura de costos, saber en dónde es que se pueden generar condiciones para que los empresarios puedan traducir los productos y servicios en un menor precio.
“Por eso nosotros hemos insistido. Primero, el tipo de cambio, porque eso es en los últimos tiempos el golpe, después de la pandemia, probablemente más fuerte que ha tenido el sector turístico. Eso nunca nos había sucedido producto de una política monetaria.
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“Los costos asociados a, por ejemplo, la base mínima contributiva y algunas decisiones que se podrían tomar, que no se están tomando: una reducción temporal del IVA, en términos de lo de la Caja, en su momento en la pandemia también hubo medidas transitorias, pero de emergencia, que permitieron a las empresas ajustarse y sobrevivir.

“Creemos que otra estrategia que podría ayudar a la estabilización de precios es combatir la estacionalidad, porque los precios claramente suben más en temporada alta y ahora yo creo que todos estamos viendo una disminución en muchos de esos precios en temporada baja, precisamente porque no hay tanta demanda.
“Tuvimos una herramienta, pero los diputados no quisieron prorrogarla, que es el de los fines de semana largos, pequeñas vacaciones que hacen que la estacionalidad de las temporadas altas se vaya distribuyendo durante el año”.
— Canatur reprochaba el uso de la cuenta del ICT para fines políticos. Manifestaron ustedes que el diálogo político poco efectivo ha complicado decisiones clave para el sector turístico. ¿Cuáles son esas decisiones que las confrontaciones han obstaculizado?
— El Banco Central es el primero que nosotros señalamos, porque lo cierto es que advertimos con muchísimo tiempo de anticipación que esto se iba a dar, al lado del sector exportador. Hemos sido recibidos de manera cordial, pero no ha habido ni medio entendimiento para poder tomar una decisión de flexibilización de lo que sea.
“No la ha habido y el Banco Central mantiene su posición técnica y nosotros mantenemos nuestra posición evidenciando con números y con el impacto que estamos teniendo y viviendo en el sector.
“El arreglo del puente sobre el río Tempisque, hacer esos trabajos y esos cierres en medio de la temporada alta incomunicando por completo toda una región, que en esos momentos estaba tan urgida y tan necesitada. Ese tipo de decisiones que no toman en consideración qué impacto puede tener sobre el sector turístico.
“También el tema de las tarifas del AyA, en el tema de las tarifas de electricidad en donde a pequeños hoteles se les consideran grandes consumidores y entonces tienen que cerrar los fines de semana porque no pueden tener ni siquiera una operación mínima”.
— ¿Cuáles serían directamente las consecuencias a mediano plazo que diagnostica o que pronostica Canatur si Costa Rica no logra revertir esta tendencia a la baja en visitación? Y si podemos hablar en términos de cifras.
— Bueno, pérdida de empleo, particularmente esas 187.000 familias que de manera directa viven del turismo y las más de 400.000 que de manera indirecta también trabajan asociadas al turismo, serían las primeras caras del impacto negativo de no priorizar y de no atender a tiempo las necesidades del sector turístico.
“Segundo, el deterioro de los parques nacionales y las áreas protegidas que se utilizan para visitación turística. Cuando el turismo le va bien, a Costa Rica le va bien. Pero si el turismo le empieza a ir mal, a todo Costa Rica le va a ir mal, porque prácticamente no hay comunidad en nuestro país que no cuente con una actividad turística de la cual dependa una familia costarricense".

— Se comenta bastante que cuando el turismo está bien, los precios son altísimos, pero cuando está mal, se incentiva que se visite incluso con promociones, pues intentan sobrevivir. En algunos casos es más barato viajar a otros países que dentro de Costa Rica. ¿Cómo entendemos eso?
— Son productos turísticos completamente diferentes, no están yendo a visitar un lugar que invierte en conservación, que invierte en la protección de recursos naturales, de su personal y demás.
“Nosotros creemos que Costa Rica ha tenido la virtud de crear oportunidades para todos los presupuestos y es que basta con encontrar ahora estas páginas en redes sociales en donde se encuentra una catarata por aquí, en donde se encuentra una soda por allá, en donde se encuentra un hostal en algún otro lugar.
“Costa Rica está repleto de opciones para todos los presupuestos y lo que hay que hacer es buscarlo (...). Nosotros siempre invitamos a la gente de que si va a ir a buscar un destino turístico, siempre van a tener información para poder contar con oportunidades, con opciones y con promociones.
“En temporada baja, claramente baja la presión por la demanda de estos servicios y entonces se pueden encontrar mejores oportunidades. De ahí la importancia de combatir la estacionalidad y que los costarricenses y no esperarse a diciembre, a julio o a Semana Santa, cuando competimos con el turismo internacional”.